Ranas, Osos y Leones

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Sucedió en los países nórdicos hace muchos, muchos años que una rana, pequeña y herida de una de sus ancas, medio brincaba a la orilla del camino, para su sorpresa un príncipe que andaba con su corte cabalgando de cacería se fijó en ella, bajó de su corcel y con ternura la tomó en la palma de su mano, cuando llegó a palacio la acomodó en un cojín de terciopelo y diariamente la cuidó, se encariñó tanto con ella que se atrevió a darle un beso en su cabecita y como en todos los cuentos de hadas se convirtió, pero en este caso no en una bella dama, sino en un gigante oso de aspecto feroz que amenazó en destrozar al príncipe, quien reclamó:

- Yo te cuidé con ternura cuando eras una rana malherida, no es justo que me mates.

- El oso se contuvo y le indicó: --Solamente, si no llamas a tus guardias y te atreves a darme un fuerte abrazo te perdono la vida.

Con temor el príncipe accedió y en reciprocidad sintió la calidez del oso quien en un instante se convirtió en un león que acosó al príncipe hasta un rincón y en el momento que se disponía a saltar, el príncipe volvió a reclamar.

TANTO PARA APRENDER

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• Aprendí que la mayoría de las cosas por las que me preocupo nunca suceden.
• Aprendí que cada logro alguna vez fue considerado imposible.
• Aprendí que nada de valor se obtiene sin esfuerzo.
• Aprendí que la expectativa es con frecuencia mejor que el suceso en sí.
• Aprendí que aun cuando tengo molestias, no necesito ser una molestia.
• Aprendí que nunca hay que dormirse sin resolver una discusión pendiente.
• Aprendí que no debemos mirar atrás, excepto para aprender.
• Aprendí que cuando alguien aclara que se trata de principios y no de dinero, por lo general se trata de dinero.

 

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